Romanos 10:9 — La confesión que salva

Introducción: ¿Qué significa realmente creer en Jesús?

Muchas personas se preguntan cómo se recibe la salvación.
Otras creen que la salvación se obtiene simplemente siendo buenas personas, o haciendo obras, o creciendo en una cultura cristiana.
Pero la Biblia es clara: la salvación no se gana, se recibe por fe, por un acto sincero de entrega y confesión.

Romanos 10:9 es uno de los pasajes más directos y hermosos que explican cómo se entra a la vida eterna.
No por religión, no por herencia, no por emoción… sino por una confesión y una creencia profunda que nacen del corazón y se expresan con la boca.

Hoy vamos a desglosar este versículo para descubrir cuán simple, profundo y transformador es el camino de la salvación según Dios, no según nosotros.

El versículo (NVI)

“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor
y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos,
serás salvo.”
— Romanos 10:9 (NVI)

Antes de entenderlo… necesitamos ubicarnos

Pablo está escribiendo a una iglesia compuesta por judíos y no judíos.
Muchos de ellos venían del legalismo, de sistemas religiosos complejos o de idolatría.
Y aquí, Pablo les muestra que el Evangelio es sencillo pero poderoso:
No se trata de hacer, sino de recibir lo que ya fue hecho en la cruz.

Este versículo es el centro de una serie de afirmaciones sobre la justicia que se basa en la fe (Romanos 10:6–10).
Por eso desglosarlo palabra por palabra nos ayuda a entender lo que implica ser salvo según el corazón de Dios.

Desglose palabra por palabra

Aquí no buscamos tecnicismos, sino comprensión.

Vamos a tomar cada palabra de este versículo y mirarla con el respeto y la curiosidad que merece, sabiendo que detrás de cada una hay una intención del cielo para nuestra vida.

“Si confiesas con tu boca…”

Griego: ἐὰν ὁμολογήσῃς ἐν τῷ στόματί σου (ean homologḗsēs en tō stómatí sou)

• ἐὰν (ean): “si” — introduce una condición real y alcanzable.

   

• ὁμολογήσῃς (homologḗsēs): de homologéō, “declarar abiertamente, decir lo mismo, reconocer públicamente”.
  Implica una confesión sincera, sin vergüenza, alineada con la verdad de Dios.

   

• ἐν τῷ στόματί σου (en tō stómatí sou): “con tu boca”.
  La fe verdadera no es muda, se manifiesta con palabras que expresan una entrega real.

   

Confesar no es repetir una frase vacía.
Es una declaración desde el alma, alineada con lo que crees de verdad.

“que Jesús es el Señor…”

Griego: κύριον Ἰησοῦν (Kýrion Iēsoûn)

• κύριος (Kýrios): significa “Señor, Amo, Dueño, Autoridad suprema”.
  Declarar que Jesús es el Señor no es solo un título bonito.
  Es reconocer que Él tiene autoridad total sobre tu vida, tu pasado, tu presente y tu eternidad.

   

No se trata solo de aceptar a Jesús como Salvador,
sino de rendirle el trono del corazón como Señor.

“y crees en tu corazón…”

Griego: καὶ πιστεύσῃς ἐν τῇ καρδίᾳ σου (kai pisteúsēs en tē kardía sou)

• πιστεύσῃς (pisteúsēs): de pisteúō, “creer, confiar plenamente, depender totalmente de alguien”.
  No es solo aceptar algo mentalmente, sino abandonarse con todo el ser a esa verdad.

   

• ἐν τῇ καρδίᾳ (en tē kardía): “en tu corazón”, que en la Biblia representa la mente, la voluntad, las emociones, lo más profundo de tu ser.

   

Dios no pide una fe superficial, sino una entrega verdadera desde lo más íntimo.

“que Dios lo levantó de entre los muertos…”

Griego: ὅτι ὁ θεὸς αὐτὸν ἤγειρεν ἐκ νεκρῶν (hóti ho Theós autón ēgeiren ek nekrōn)

• ὁ θεὸς (ho Theós): Dios el Padre.

   

• ἤγειρεν (ēgeiren): “resucitó, levantó, restauró a la vida”.

   

• ἐκ νεκρῶν (ek nekrōn): “de entre los muertos”, de la muerte literal y física.

   

La resurrección es el sello final de la obra de Cristo.
Creer en ella no es opcional, es el corazón del Evangelio (1 Corintios 15:14–17).

“serás salvo.”

Griego: σωθήσῃ (sōthḗsēi)

• Del verbo σῴζω (sōzō): “salvar, rescatar, librar, hacer íntegro”.
  No solo significa “ir al cielo”, sino ser rescatado completamente del pecado, la muerte y la condenación.

   

Esta promesa no es incierta ni condicional al desempeño.
Es clara: si crees y confiesas de verdad, serás salvo.

Entonces, ¿qué nos dice realmente este versículo?

Luego de mirar este versículo desde su raíz, volvamos a declararlo con convicción:

“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor
y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos,
serás salvo.”

Esta es la esencia del Evangelio: creer y confesar a Cristo.
Y esta verdad de salvación por fe no está sola, sino que es reafirmada en muchos pasajes que muestran el camino hacia la vida eterna.
Vamos a verlos.

Concordancia con otros pasajes

Juan 3:16

“Todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
La fe en Jesús es el camino directo a la vida eterna.

Efesios 2:8–9

“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe…”
La salvación no es obra humana, es un regalo que se recibe por fe y humildad.

1 Corintios 12:3

“Nadie puede decir: ‘Jesús es el Señor’, sino por el Espíritu Santo.”
Confesar a Jesús no es un acto natural, es una obra del Espíritu en el corazón.

Hechos 4:12

“En ningún otro hay salvación…”
La salvación solo se encuentra en Cristo. No hay otro nombre, ni otro camino.

Reflexión final

Romanos 10:9 es una invitación clara y directa a la salvación.
No es por méritos.
No es por tradición.
Es por fe verdadera que se cree con el corazón y se confiesa con la boca.

• Esta fe te salva.
  
• Esta confesión te afirma.
  
• Esta entrega te transforma.

   

Y lo más hermoso es que esta promesa está abierta hoy para ti.

¿Has hecho esta confesión desde el corazón?
¿Has declarado con tu boca que Jesús es tu Señor, no solo tu ayuda?

Hoy puedes hacer esta oración:

“Jesús, creo que tú eres el Señor.
Creo que moriste por mí y que Dios te resucitó.
Te confieso con mi boca y te entrego mi corazón.
Sálvame. Hazme nuevo. Y sé mi Señor para siempre. Amén.”