¿Nunca has orado? Aprende cómo empezar a hablar con Dios

Para muchos, la palabra “orar” suena lejana o incluso intimidante.
Quizá creciste pensando que orar era recitar fórmulas preestablecidas, repetir palabras aprendidas o realizar ciertos rituales de manera impecable.
Tal vez te enseñaron que solo ciertos “especialistas religiosos” podían hacerlo bien, mientras que el resto debía conformarse con escucharlos o seguir sus instrucciones.

Pero Jesús vino a romper esas barreras.
Él enseñó que la oración no es complicada ni exclusiva de unos pocos.
Orar es simplemente hablar con tu Padre celestial de manera sincera.
No necesitas títulos ni experiencia religiosa para acercarte a Dios.
Solo necesitas un corazón dispuesto y honesto.

¿Qué es orar realmente?

Orar no es un ritual mecánico.
No es recitar palabras vacías que aprendiste de memoria.
No es impresionar a Dios o a los demás con palabras bonitas o elocuentes.

Orar es:

  • Hablar con Dios de manera personal y auténtica.

  • Abrirle tu corazón, sin máscaras ni apariencias.

  • Escucharle también en tu interior, dejando que Su paz llene tu espíritu.

La oración no tiene que ser:

  • Larga: Dios no mide el valor de tu oración por su duración.

  • Elocuente: No necesitas palabras complicadas ni discursos refinados.

  • Llena de expresiones religiosas: Dios conoce tu corazón, incluso si tus palabras son torpes o sencillas.

Jesús mismo nos advirtió contra las oraciones que buscan impresionar:

“Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas para ser vistos por los demás. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.”
— Mateo 6:5 (NVI)

La verdadera oración no busca impresionar a nadie.
Busca conectar genuinamente con Dios.

¿Cómo empezar a orar?

1. Encuentra un lugar tranquilo

No necesitas un templo ni un lugar específico.
Puede ser tu habitación, un parque, tu cocina o cualquier espacio donde te sientas cómodo y sin distracciones.
Jesús enseñó a orar en lo secreto, en un lugar íntimo y personal:

“Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.”
— Mateo 6:6 (NVI)

Dios no está interesado en el lugar físico, sino en la actitud de tu corazón.
Busca ese rincón donde puedas ser tú mismo delante de Él.

2. Habla como un hijo habla con su Padre

Dios no busca discursos. Busca corazones abiertos.
Si no sabes cómo empezar, puedes decir algo tan simple como:

“Padre, aquí estoy. No sé orar bien, pero quiero hablar contigo.”

Luego, abre tu corazón:

  • Agradece algo que reconozcas como bendición.

  • Cuéntale tus preocupaciones, temores o sueños.

  • Pídele guía, sabiduría o paz.

No hay un guion.
Hay una relación viva.
Así como un hijo se acerca a su padre con confianza, así puedes acercarte tú a Dios.

3. Usa el modelo que Jesús nos dio

Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, Él les dio el Padre Nuestro como un modelo, no como una fórmula rígida:

“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre…”
— Mateo 6:9-13 (NVI)

Este modelo enseña:

  • Alabanza a Dios: Reconocer Su grandeza y santidad.

  • Peticiones personales: Pan diario, perdón, protección.

  • Perdón: Reconciliación con Dios y con los demás.

  • Protección espiritual: Pedir fuerzas para enfrentar el mal.

Puedes usar el Padre Nuestro como inspiración para tu propia conversación con Dios, adaptándolo a lo que sientas en tu corazón.

¿Qué debes recordar cuando oras?

  • Dios escucha cada palabra, incluso las más torpes.

  • Dios ve tu corazón más allá de tus palabras.

  • Dios responde según Su perfecta voluntad y tiempo.

La oración no cambia a Dios.
La oración nos cambia a nosotros.
Nos acerca más a Su corazón y nos permite ver el mundo desde Su perspectiva.

Una reflexión para ti

No tengas miedo de comenzar a orar.
No necesitas experiencia religiosa, solo un corazón humilde.
Jesús sigue diciendo:

“Mi Padre celestial sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.”
— Mateo 6:8 (NVI)

Así que no temas. No te compliques.
Solo empieza a hablar con tu Padre.
Él ya te está esperando con los brazos abiertos.

Dios te escucha

No es necesario saberlo todo para comenzar.
Lo importante no es cómo empiezas, sino que lo hagas con sinceridad.
Dios no está esperando oraciones perfectas, sino corazones dispuestos.

Si nunca has orado antes, este es el momento perfecto para empezar.
Dile a Dios lo que sientes, lo que temes, lo que anhelas.
Él ya lo sabe, pero quiere que lo expreses para poder trabajar en tu vida.

Dios te escucha.
Pero antes de hablarle, conócele.
Abre tu Biblia y deja que Él te hable a través de Su Palabra.
No estás solo.
Dios está contigo, esperando que lo busques con un corazón sincero.

 


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