
Introducción: ¿Cómo confiar cuando todo parece confuso?
A veces atravesamos momentos donde el futuro se ve incierto.
Planes frustrados, noticias inesperadas, caminos cerrados. En esos días oscuros, uno se pregunta:
¿Qué está haciendo Dios? ¿Tiene sentido todo esto? ¿Tiene un plan para mí?
Jeremías 29:11 es uno de los versículos más citados cuando hablamos del propósito de Dios. Y aunque muchas veces lo escuchamos como una promesa genérica o motivacional, este versículo tiene una profundidad poderosa, especialmente si entendemos cuándo y por qué fue escrito.
Dios no le habló a un pueblo cómodo ni exitoso. Le habló a un pueblo en exilio, afligido, humillado y lejos de casa.
Por eso, este versículo no es un mensaje de éxito superficial, sino una afirmación firme de esperanza en medio del dolor.
Hoy lo vamos a desglosar palabra por palabra. Porque detrás de cada palabra, hay una voz de ternura, soberanía y promesa que aún hoy nos llama a confiar.
El versículo (NVI)
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
— Jeremías 29:11 (NVI)
Antes de entenderlo… necesitamos ubicarnos
Jeremías escribe esta carta a los exiliados en Babilonia. Ellos querían volver pronto a Jerusalén, pero Dios les dice: “No todavía. Yo los traje aquí. Pero tengo un plan.”
Este versículo forma parte de esa carta. Y cuando lo leemos con atención, descubrimos que Dios no está prometiendo un retorno inmediato, sino algo mucho más profundo:
- Que Él está en control incluso cuando no lo parece.
- Que su plan es bueno incluso cuando el presente es difícil.
- Que nuestra esperanza no está en el resultado inmediato, sino en su fidelidad eterna.
Desglose palabra por palabra
Hay versículos que hemos escuchado mil veces, pero ¿alguna vez nos detuvimos a mirar qué dice exactamente cada palabra?
Este desglose no es para estudiosos, es para las que quieren oír mejor lo que Dios susurra entre líneas.
“Porque yo sé muy bien…”
Hebreo: יָדַעְתִּי (yadá‘ti)
- Del verbo יָדַע (yadá‘) que significa “conocer profundamente, de forma íntima, completa, con certeza”.
- La forma yadá‘ti significa “yo sé”, y no es un saber teórico, sino un conocimiento absoluto, personal y deliberado.
Dios no está adivinando tu futuro. Él lo conoce completamente.
Su conocimiento es perfecto, aun cuando nosotros no sabemos nada con claridad.
“los planes que tengo para ustedes…”
Hebreo: הַמַּחֲשָׁבוֹת אֲשֶׁר אָנֹכִי חֹשֵׁב (ha-machashavót asher anokhí joshév)
- הַמַּחֲשָׁבוֹת (machashavót): “pensamientos, planes, intenciones”.
No son ideas pasajeras. Son propósitos diseñados, como un arquitecto que planea cada detalle. - חֹשֵׁב (joshév): “yo planeo, yo considero, yo diseño”.
Mismo verbo que se usa para describir el trabajo de un tejedor: algo cuidadosamente entrelazado.
Dios no improvisa. Sus planes están cuidadosamente pensados, entretejidos, con intención eterna.
“—afirma el Señor—”
Hebreo: נְאֻם־יְהוָה (ne’um YHWH)
- Es una fórmula profética que significa: “Esto no es una suposición. Es palabra firme de Dios.”
- YHWH, el nombre sagrado, indica que esta promesa viene del Dios eterno, fiel, soberano.
Esta no es una motivación humana. Es Dios mismo firmando con su Nombre la promesa que declara.
“planes de bienestar…”
Hebreo: מַחֲשְׁבוֹת שָׁלוֹם (machashavót shalóm)
- שָׁלוֹם (shalóm): paz, bienestar, integridad, plenitud.
No es solo “no tener problemas”, sino estar completo, seguro, en armonía con Dios y con la vida.
El plan de Dios es tu paz interior, tu plenitud espiritual, tu restauración, incluso si eso requiere un proceso de formación.
“y no de calamidad…”
Hebreo: לְרָעָה (lera‘áh)
- De רַע (ra‘): maldad, daño, destrucción, dolor.
- Dios deja claro: “Mi intención no es destruirte, aunque el proceso sea doloroso.”
A veces confundimos disciplina con castigo. Pero aquí Dios aclara: su propósito nunca es destruir, sino sanar.
“a fin de darles un futuro…”
Hebreo: לָתֵת אַחֲרִית (latét ajarít)
- אַחֲרִית (ajarít): literalmente “el final”, “el desenlace”, “el destino”.
Pero en hebreo tiene un matiz de desenlace con propósito, con redención.
El fin que Dios tiene no es incierto. Es el final que Él ya escribió con esperanza incluida.
“y una esperanza.”
Hebreo: וְתִקְוָה (vetikváh)
- De קָוָה (kaváh): “esperar con tensión, con expectativa confiada”.
- Tikváh no es esperar a ver qué pasa. Es esperar lo que se sabe que vendrá porque Dios lo prometió.
Esta esperanza no es emocional, es una ancla segura en el carácter de Dios.
Entonces, ¿qué nos dice realmente este versículo?
Con cada palabra examinada, volvamos a leer esta promesa con más claridad:
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—,
planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Este versículo no fue dicho en días fáciles, sino en medio del exilio y la confusión. Y aun así, Dios habla de esperanza. Veamos cómo esta promesa de propósito y fidelidad se repite a lo largo de la Palabra.
Concordancia con otros pasajes
Romanos 8:28
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman…”
Dios ordena incluso lo inesperado para cumplir su propósito.
Isaías 55:8-9
“Porque mis pensamientos no son los de ustedes… así son mis caminos…”
A veces no entendemos el plan, pero sí podemos confiar en el corazón de quien lo diseñó.
Salmo 33:11
“Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre…”
Los propósitos de Dios no cambian con las circunstancias.
Hebreos 10:23
“Mantengámonos firmes… porque fiel es el que hizo la promesa.”
Nuestra seguridad no está en la situación, sino en el Dios que promete.
Reflexión final
Jeremías 29:11 no es una fórmula mágica para que todo nos salga bien.
Es una promesa real para quienes han sido desarraigados, heridos, confundidos, y aun así deciden confiar en que Dios no los ha olvidado.
Pablo dice en 2 Timoteo 2:13: “Si somos infieles, él permanece fiel.”
Y eso es Jeremías 29:11:
- Una declaración de fidelidad.
- Un llamado a confiar incluso cuando no entendemos.
- Una promesa tejida desde la eternidad.
¿Estás en un tiempo de espera?
¿En un lugar donde no entiendes qué está haciendo Dios?
Hoy puedes orar así:
“Señor, aunque no vea todo el plan, confío en que tú lo conoces.
Aunque no entienda mi presente, tú ya diseñaste mi futuro.
Dame la fe para esperar con esperanza. Amén.”