Dios en medio del diagnóstico: cómo dar aliento desde el corazón de Cristo
Hace poco, una amiga me confió una noticia que me estremeció el alma. Me había comentado que debía hacerse unos exámenes médicos, y a los pocos días, con voz entrecortada, me dijo que el resultado había sido positivo: tenía cáncer. La palabra “cáncer” tiene un peso particular. No importa cuántos avances haya en la medicina, cuántas estadísticas alentadoras existan o cuán tratable pueda ser en ciertos casos… cuando se escucha esa palabra, algo en el alma se sacude. Para ella, para su familia, y también para quienes la queremos. Me quedé en silencio unos segundos. Orando por dentro. Pidiéndole a Dios sabiduría para responder. ¿Qué se dice cuando el mundo de alguien se acaba de detener? Acompañar con presencia, no con fórmulas A veces creemos que debemos tener la “frase…



