
¿Qué significa arrepentirse?
La palabra “arrepentimiento” suele sonar dura para muchos.
Algunos la relacionan con culpa, tristeza o condena.
Pero en la Biblia, el arrepentimiento es un acto de amor y de esperanza.
Arrepentirse no es simplemente sentir remordimiento.
Es un cambio real de mente, corazón y dirección.
Es reconocer que hemos estado caminando lejos de Dios y decidir volver a Él.
¿Qué significa arrepentirse bíblicamente?
En el Nuevo Testamento, la palabra griega usada para arrepentimiento es metanoia,
que literalmente significa “cambio de mente, cambio de rumbo”.
Arrepentirse es:
- Reconocer que hemos estado caminando lejos de Dios.
- Sentir tristeza genuina por ese alejamiento, no por haber sido descubiertos, sino por haberle fallado a un Padre amoroso.
- Decidir volver hacia Él con fe y humildad.
No es solo remordimiento emocional.
Es una decisión activa de volver al corazón del Padre.
Jesús mismo comenzó su ministerio diciendo:
“Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.”
— Mateo 4:17 (NVI)
El arrepentimiento es el umbral hacia una vida nueva, un corazón renovado y una relación restaurada con Dios.
La parábola del hijo pródigo: Un retrato del arrepentimiento
En Lucas 15, Jesús contó una historia que resume de manera hermosa el verdadero arrepentimiento:
Un hijo exigió su herencia antes de tiempo,
se alejó de su padre,
despilfarró todo en una vida desordenada
y terminó en la miseria.
Pero en medio de su desesperación, vino a sí mismo, y dijo:
“¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí muero de hambre!
Me levantaré y volveré a mi padre…”
— Lucas 15:17-18 (NVI)
Eso es arrepentirse:
- Reconocer que hemos fallado.
- Decidir volver.
- Caminar de regreso al Padre.
¿Y cómo respondió el padre?
Cuando el hijo regresó, no lo humilló, no le pasó factura.
Corrió a su encuentro, lo abrazó y lo restauró:
“Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.”
— Lucas 15:20 (NVI)
Así es Dios.
Él no rechaza a quien se arrepiente.
Él corre a abrazarlo.
Arrepentimiento: La llave de la restauración
El arrepentimiento abre la puerta a:
- El perdón: Sin arrepentimiento, no hay verdadero perdón, porque no reconocemos nuestra necesidad de ser perdonados.
- La restauración: Dios no solo perdona, sino que restaura. Nos devuelve lo que perdimos en nuestro alejamiento.
- Una vida nueva en Cristo: El arrepentimiento no es el final, sino el comienzo de una nueva vida, guiada por el Espíritu Santo.
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”
— 1 Juan 1:9 (NVI)
Sin arrepentimiento, no hay verdadera fe,
porque la fe en Cristo comienza reconociendo que necesitamos ser rescatados.
¿Cómo arrepentirse hoy?
- Reconoce honestamente ante Dios tus pecados.
- No te excuses. No justifiques. Sé sincero.
- No te excuses. No justifiques. Sé sincero.
- Siente dolor genuino por haber herido el corazón de Dios.
- No por las consecuencias, sino por haberle fallado a tu Creador.
- No por las consecuencias, sino por haberle fallado a tu Creador.
- Cree que Jesús ya pagó por ti en la cruz.
- Su sangre es suficiente para limpiarte.
- Su sangre es suficiente para limpiarte.
- Pídele a Dios que te cambie, que te limpie, que te haga nuevo.
- No se trata solo de pedir perdón, sino de pedir un corazón nuevo.
- No se trata solo de pedir perdón, sino de pedir un corazón nuevo.
- Empieza a caminar en la dirección de Su amor y Su verdad.
- No se trata de perfección, sino de un corazón dispuesto a seguirlo.
- No se trata de perfección, sino de un corazón dispuesto a seguirlo.
“Así que arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte del Señor.”
— Hechos 3:19 (NVI)
Una reflexión para ti
Hoy no importa cuán lejos hayas caminado.
No importa qué tan roto te sientas.
El Padre sigue esperándote.
Sigue mirándote desde lejos, esperando que des el primer paso de regreso.
Y cuando lo hagas, Él correrá hacia ti.
Te abrazará.
Te restaurará.
Te hará Su hijo o hija para siempre.
Jesús te llama hoy:
Arrepiéntete. Vuelve a casa. Yo te recibo.
¿Sientes que Dios te está llamando?
Vuelve a leer Lucas 15… y camina hacia los brazos del Padre.